Diario estelar miércoles, 26 de enero del 2022: Facebook ya no me quiere.
Hace ya ocho días que mi querido Mark (o uno de los becarios que desenchufan los switch de conexión) me bloquearon la cuenta, nadie puede encontrarme en esa red y nadie puede saber de mí. Ah eso si, yo sigo recibiendo notificaciones en mi móvil como si no hubiera un mañana; pero claro, no puedo entrar ni comentar ni nada de nada.
Pero claro… desde hace ya ocho días que vivo mejor, sí que tengo que transferir las publicaciones de clientes para que lo hagan otras personas, pero de alguna manera se está demostrando que Facebook ya no es lo que era y si no pagas su publicidad no tienes alcance. Facebook ya no me quiere.
Lo que está cristalino es que Facebook ya no me quiere, porque me ha bloqueado mi cuenta (que la tenía protegida con acceso por dos pasos) porque algunos payasos se liaron a intentar entrar (desde todas las partes posibles del mundo) y pese a que no podían entrar por la autentificación me han bloqueado a mí.
Recibes avisos de que están intentando acceder desde… ¿Yakarta? ¿Suráfrica? ¿Caracas?. ¿Acaso no estás vigilando mi móvil y sabes exactamente donde me encuentro?
En realidad vivo mejor, sí que echo de menos algún jueguecito que tenía para entretenerme, pero vamos que ya los he sustituido por versiones Android. Tampoco es para tanto, no me tenían enganchado, solo distracción.
Ahora mismo me estoy prodigando por otras redes, LinkedIn y un poco de Twitter sin meterme en líos que no me importan, por lo que las notificaciones son escasas y las menciones las justas, Por suerte Facebook ya no me quiere y he descubierto que existe un metaverso mucho más apacible.
Los que me busquen me van a encontrar, otras redes, otros buscadores, otras soluciones. Y tengo la suerte de que mi número de teléfono o mi usuario de Telegram son públicos y al alcance de cualquiera. Nadie se va a quedar sin ser atendido o sin resolver sus problemas técnicos, simplemente no estaré en Facebook (al final tampoco me ha traído mucho negocio, ya que mis clientes me encuentran en las web o en la calle.
Gracias Mark, por mostrarme lo azul del cielo.